DESCRIPCION
En el año 2000, a fines del mes de marzo, Pontevedra recuperó su fiesta en honor a la calabaza y, desde ese momento, la festividad se volvió indiscutiblemente una de las más populares de la ciudad.
Esta fiesta, en realidad, tiene su origen hace siglos, y representó, durante mucho tiempo, un importante factor económico para la ciudad, dada la gran cantidad de visitantes que atraía cada año interesados en comprar y vender calabazas (además de otros productos agrícolas).
Antiguamente, la celebración se realizaba en el mercado, junto a la iglesia de la Virgen del Camino, en lo que hoy se conoce como la glorieta de Compostela-Fray Juan de Navarrete.
Los estudiantes solían regalarse calabazas como una forma de bromear sobre el resultado de sus estudios y estas tampoco faltaban junto a los peregrinos jacobeanos, quienes la llevaban junto a su indispensable bastón.
En la actualidad, la fiesta suele celebrarse -aunque esto depende del año- en la plaza Curro Enríquez y comienza por la mañana, cuando cada visitante se encontrara con coloridos puestos de venta de calabazas, pulpeiros y filloas.
Otras de las posibilidades que ofrece esta feria son los talleres de cesteria o la venta de productos gastronómicos como el pulpo, las bollas de pan de Cea o de los productos a base de miel y jalea real.
Los más pequeños pueden participar de talleres de decoración de calabazas o degustar los dulces tradicionales que suelen venderse a pocos céntimos la unidad.
La celebración intenta recuperar la importancia de la calabaza como elemento nutritivo, ya que existen más de novecientas clases y practicamente todas son comestibles.
Recientes estudios realizados por destacados médicos especializados en la materia confirman que las calabazas aportan importantes vitaminas y fibras al cuerpo y su uso es recomendado para una gran variedad de enfermedades.
En Pontevedra se cultivan practicamente todas las clases.
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